Ahora somos tres

Sintió a Frederich irse y suspiró.

-No tengo nada en contra del señor Frederich y tampoco tiene que darle cuentas a nadie si me pasa algo.....pronto seré de su propiedad...- Susurró con voz débil y cansada mientras ocultaba el rostro en el osito de peluche.

Cuando sintió que Obed se acomodaba junto a él estiró una mano y a tiendas busco la mano de su amigo. Cuando la encontró la estrechó con mano temblorosa.

Volvió a sentir ganas de llorar al sentir la caricia de Obed, pero ya había llorado tanto que simplemente las lágrimas no salían.

-No sé que creer...no sé nada!...tampoco sé si quiero saber...- Dijo con voz entrecortada, sentía un nudo en la garganta tan apretado que casi le costaba respirar.- ...Cada vez que me entero de algo me siento peor...ya no quiero nada.

Hablaba con la cara oculta en el osito mientras lo apretaba aun más, casi con desesperación.

Citación :

Asfixiaras al pobre oso...

Soltó una suave risa ante esas palabras levantando la cara y viendo a Obed con ojos hinchados y con sendas ojeras. Pero su sonrisa murió ante las palabras que siguieron.

-Hanori se encargó de hacer desaparecer mi esperanza con su experimento...me hizo creer que había nacido libre...tenía padres amorosos, asistía a la escuela y hasta tenía amigos que me acompañaban a casa jugar.- Susurró con voz ausente aunque cargada de algo parecido a la rabia.- Hasta que el experimento acabó y me robaron toda la felicidad que había conocido y me pusieron en venta...pasé dos años sin ser comprado, porque era agresivo con quien intentaba comprarme, pateama, mordía e insultaba hasta espantarles....- Hablaba rápidamente y con angustia.-...Hasta que vi a Jahi y me dijo que yo también podía tener derecho a ser feliz...pero todo fue mentira ya que él también rompió toda la felicidad que creí que tenía...en verdad creí que ahora si era... era de verdad!...creí...creí que....

Guardó silencio incapaz de continuar, le miró con una creciente angustia y, de pronto, abrazó a Obed con fuerza como antes había abrazado al oso. Ocultando el rostro en el pecho de su amigo.

Asintió a la pregunta del origen del oso.

-Si...me alegra haberte conocido ayer y de haber quedado al cuidado del señor Frederich...- Le dijo separándose un poco de él y mirando como Obed tomaba al oso.- Se llama Kuma-chan.

En verdad se sentía aliviado al ver que Obed se quedaba con él. Tenía una extraña mezcla de sentimientos, no quería hablar con nadie y, sin embargo, le aterraba quedarse sólo. Pero ahí estaba su amigo intentando animarle y estando ahí, a su lado.

Miraba con ingenua sorpresa como Obed le hablara a Kuma-chan. Miraba al osito de peluche como si esperara que, en cualquier momento, el osito le contestara.

Mientras Obed hablaba el neko sonreía débilmente, pero con ternura.

-Tal vez tengas razón...- Se acurrucó en el pecho de Obed dando un suspiro y cerrando los ojos.

Al cerrar los ojos sintió como el cansancio le aplastaba, pero no quería dormirse, no quería sentirse sólo en la oscuridad, quería quedarse junto a Obed y sentirle cerca.

-No quiero dormir...- Reclamó con vos cansina mientras volvía a acurrucarse.- Si me duermo estaré sólo y no quiero...- Iba a continuar sus protestas, pero el beso en la mejilla y las suaves palabras de Obed le hicieron desistir.-...Te quedarás, verdad?...cuando despierte...iremos juntos...al jardin?.

Su voz se fue extinguiendo a medida que se quedaba dormido abrazado a Obed con firmeza, en un principio, pero al rato sus brazos perdieron fuerza quedando completamente relajadas sobre el cuerpo de su amigo.

Les había dejado solos un buen rato, sabía que Obed calmaría a Kudo y le brindaría su apoyo.
Preparo un poco de te en un termo y unas cuantas galletas, (obvio sacadas de una caja). subo con las tazas, las galletas y el te, para dejarlas en el cuarto. Al entrar veo a kudo a brazado a Obed, al parecer el neko había quedado dormido por fin. Me acerco a la cama y me siento del lado donde estaba Obed y lo beso ligero, solo para que abriera sus ojos.

Gracias por calmarlo, puedes quedarte aquí con el, también descansa, fue bastantes emociones para un día, les traje un poco de te y galletas, si despiertan y tienen hambre. Yo estaré el la oficina allá abajo. si necesitas algo solo búscame. Cuídalo.

Le vuelvo a besar para salir de la habitación.

Siento el agarre de Obed y me vuelvo acercar , recibiendo otro beso.

No es nada, duerme, yo estaré abajo. Si necesitas algo, estaré subiendo de vez en cuando para verlos.
Ahora descansa. Estarán bien y yo también.

Le digo al Obed antes de levantarme de la cama y caminar hacia la puerta, los dos se veían muy bien abrazados, era algo tierno, al igual que el oso que le obsequie a Kudo. Me paro en el marco de la puerta y los veo por ultima vez antes de bajar y entrar a la oficina, para trabajar un poco, ya había dicho que me tomaría unos días, pero era inevitable el estar sumergido en el trabajo.

El neko estaba durmiendo tan profundamente que no se percató de la visita de Frederich al cuarto. Sólamente se movió un poco cuando sintió que Obed se separaba, pero al sentirle nuevamente junto a él se calmó.


"-Kudo...cariño despierta...llegarás tarde a la escuela.- Una dulce voz me llamaba sacandome de mi sueño.
-Cinco minutos más...- Le reclamé a mamá quien estaba sentado junto a mi cama.
-Nada nada...si tu padre se entera se enfadará....vamos corazón arriba.- Sentí que me alzaban de la cama y vi a mi madre con su bellísima y tierna sonrisa.

Era un nekito de apenas 8 años quien caminaba hacia la escuela de la mano de mamá. De pronto aparece papá y de un brusco tirón separa a mi madre quien llora por mi. Fue inútil intentar acercarme, los empujones de padre eran muy fuertes y cada vez quedaba más cerca de la calle. Le gritaba que dejara de hacerlo, pero él reía muy fuerte y no me oía.

Intenté con todas mis fuerzas llegar a mi mamá, pero recibí tal empujón que caí de espaldas a mitad de la calle. Me puse en pié y sólo vi un enorme auto que venía hacia mi y quien lo conducía era...jahi! "

El neko se revolvía gimiendo de un lado a otro. A ratos abrazandose a Obed y a ratos intentando alejarse.
-Mamá....no, no se la lleven...- Susurraba mientras estiraba una mano para alcanzar a su invisible madre.

" -Te atropello porque me da la gana....eres un simple esclavo...si te mato, puedo comprarme otro...- Jahi reía tras el volante y me dieron ganas de saltarle encima y arrancarle la lengua...pero no podía moverme, algo me detenía!
Eran las luces del automóvil que salían de los faros y me envolvían...

-Jahi, no lo hagas!!!.- Le gritaba intentando escapar, pero me era imposible.- Jahi!!!..."

Los movimientos del neko se hicieron más brucos empujándo a Obed en más de una ocación.

-no....no!.- Volvían a correr lágrimas por sus mejillas.- Ja.....hi.....

Las tiernas palabras de Obed llegaron a Kudo como una suave caricia que lo fué calmando poco a poco. Se quedó quieto por largo rato solamente dando uno que otro suspiro, hasta que abrió los ojos y al sentir que Obed le abrazaba sonrió.

- No quería dormirme....- Le susurró pasandose una mano por los ojosde forma perezosa.

Se incorporó sonbre un codo y se acercó a Obed besandole con dulzura en la mejilla.

-Gracias por quedarte conmigo, sé que prefieres acompañar a tu amo en vez de estar con un neko llorón.- Le dijo sonriéndo mientras volvía a acurrucarse para mirarle desde la almohada.

Sus orejas bajaron al verle el semblante serio mientras le miraba con grandes y ojerosos ojos.

No podía evitar sentirse mal por estar causando tantas molestias a su amigo, pero de seguro que si lo mencionada, Obed se enfadaría. Y eso era lo último que buscaba.

Se dejó abrazar correspondiéndole de la misma forma riendo con suavidad.

-Ya entendí, lo siento.- Le miró sonriendole con un poco más de ánimo.

Le miró con sorpresa ante esas palabras y suavemente su sonrisa se amplió un poco.

-Hai...me quedó claro como el agua....- Se sonrojó ante las últimas palabras de su amigo.

"Su neko..." repitió con cierto agrado. Le agradaba sentir que tenía un amigo tan importante como Obed y que este le apoyaba ene ste duro momento. Pero al verle ese puchero rió de nuevo.

Miró la bandeja y luego a Obed aun con su sonrisa en los labios.

-Eto....no tengo hambre Obed.- Le dijo mientras se sentaba cruzando sus piernas y moviendo lentamente su cola.

Aunque la jaqueca había desaparecido con la pequeña siesta junto a su amigo sentía el estómago apretado y tenía la impresión de que si comía cualquier cosita vomitaría. No quería preocupar a Obed o al señor Frederich que habían sido tan buenos con él, así que decidió rechazar tanto el té como las galletas.